miércoles, 20 de octubre de 2010

COMO ENFRENTARSE A UN PROBLEMA



La parte mas difícil para lograr con éxito la reparación de una computadora radica en el diagnostico.
La certeza para detectar un desperfecto dependerá de su complejidad, aunque con los conocimientos suficientes, aplicando lógica y criterio, algo de experiencia, y por que no, una pisca de suerte, la falla de cuestión puede ser detectada en el menor tiempo posible.
Las fallas más simples de detectar generalmente son las que están ligadas a componentes específicos, cómo por ejemplo, la placa de audio, la unidad de CD ROM, el monitor o el mouse. En estos casos los síntomas se manifiestan de forma más directa, al menos en la mayoría de los casos.
Los problemas más difíciles de encontrar son los relacionados con la inestabilidad y en los casos en que una computadora directamente no enciende. Esto ocurre por que aquí entra en juego componentes que cumplen el rol mas importante dentro de una PC: la placa base o madre, el microprocesador, la memoria y la placa de video. A la vez, los tres primeros son “intangibles” desde el punto de vista del usuario, cosa que dificulta la dirección de la causa del problema con la exactitud.
Cuando falla uno o mas de estos componentes principales los síntomas pueden ser totalmente aleatorios, manifestarse en forma de cuelgues o congelamiento, o que, en el peor de los casos, el equipo ni siquiera inicie.
En el arranque de una computadora, están involucradas decenas de componentes y procesos, y si tan solo uno de ellos falla, es muy probable que lo único que veamos sea una pantalla negra.
Hay 2 métodos de ordenar los ítems en esta lista:
Por prioridad: ante cada desperfecto hay una serie de causas a verificar que son más probables que otras.
Por simplicidad: ordenar es por la facilidad comodidad a tiempo que implica cada posible ítem en la lista. Sin embargo, las posibilidades de dar con las causas del problema son menores que el anterior método.
FALLAS: la PC no enciende
                                                            (RICHARTE, 2007, págs. 16,17)

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